
Todo comenzó en el 2012. Tenía 22 años, recién casado con la mujer que hasta hoy me acompaña en cada paso. Trabajaba desde los 18 años en una de las empresas de telefonía más grandes del país, pero no en el rubro que me apasionaba —el desarrollo web—, sino atendiendo llamadas en distintas áreas de call center.
Un día, un amigo me pidió que le hiciera una página web. No tenía mucha experiencia, pero sí muchas ganas. Así desarrollé mi primera web en 2012, y sin saberlo estaba dando el primer paso hacia lo que más adelante sería Pi.
En el 2014 nació mi primera hija Agatha y, en ese mismo año, me quedé sin empleo. Con mi esposa y mi hija recién nacida, en el pequeño departamento donde vivíamos, monté mi primera oficina en la sala y empecé a dedicarme de lleno a Pi. Fueron meses duros, pero me dejaron grandes aprendizajes.
En el 2016 nació mi segunda hija, Emily, y con ella también creció mi compromiso de seguir esforzándome para construir un futuro mejor para mi familia y para Pi.
No tuve la oportunidad de ir a la facultad, principalmente porque la vida me enfrentó a la pérdida temprana de mis padres (mi mamá en 2012 y mi papá en 2013). Con una familia joven que cuidar, mi única opción fue aprender de manera autodidacta, a través de cursos en línea y horas interminables de práctica.
Trabajé en distintas empresas de desarrollo, ganando experiencia, mientras seguía creciendo con Pi de manera paralela. Alcancé logros importantes: logré estabilidad financiera, resolver mis deudas y dar los primeros pasos firmes hacia el sueño de convertir a Pi en una verdadera empresa. Pero también enfrenté momentos difíciles: el nacimiento de mi tercera hija Agnes trajo complicaciones de salud para mi esposa, lo que me obligó a dejar mi trabajo estable para estar con mi familia.
Afortunadamente, salimos adelante juntos. Con esfuerzo, fe y perseverancia, hoy puedo decir que Pi es una realidad sólida, con más de 80 clientes activos que confían en nosotros para gestionar sus servicios digitales, hosting, dominios, correos corporativos y páginas web.
Hoy sigo casado con la misma mujer que me acompañó desde el inicio, orgulloso padre de tres hijas maravillosas: Agatha (11), Emily (8) y Agnes (2). Ellas y mi esposa son mi mayor motor para seguir creciendo.
Lo que comenzó en la sala de un departamento con una sola computadora, hoy es una empresa en constante evolución. Pero esto es solo el comienzo: en Pi trabajamos para ser el socio tecnológico de referencia para empresas en Paraguay, ofreciendo soluciones digitales confiables, innovadoras y cercanas.
Porque creemos que cada negocio, sin importar su tamaño, merece tener las herramientas para crecer en el mundo digital.
Siempre trabajamos de manera remota, cerca de nuestros clientes, y hoy damos pasos firmes hacia un espacio pensado para crecer juntos.


Nunca imaginé que lo que comenzó como un sueño terminaría llevándome a una entrevista en vivo en televisión. Ese día entendí que Pi no solo era mi proyecto, sino una herramienta que podía transformar a otros.
Fundador de Pi, apasionado por el desarrollo web y las soluciones digitales. Más de 10 años acompañando a empresas y emprendedores a crecer en internet
Nuestra misión es que cada negocio, sin importar su tamaño, tenga las herramientas digitales para crecer. Creemos en la cercanía, el soporte humano y la innovación constante.